A veces el destino
se encuentra en otra parte.
Sangran las heridas a fuerza de buscarlo
resultando que el destino
no era aquí
y los hijos que nacieron de nuestro propio vientre se nos vuelven ajenos con el tiempo.
La vida es como el juego de la gallina ciega y venimos al mundo
con los ojos tapados, sin saber
qué, ni dónde,
ni cuándo, ni cómo
ni por qué.
Tal vez es llegada la hora
de encontrar la ignorancia nuevamente y pensar
que lo sabemos todo y ser felices en lo que creemos y sentimos
antes volver a comprender en nuestras propias carnes
que no sabemos nada.
No sabemos nada.
ResponderEliminarNada de nada.
Aunque saber que no sabemos nada es realmente importante.
Ánimo Tecla.
Besos.
Gracias Toro, saber que no sabemos nada es lo más importante que nos puede pasar, y lo que le da interés y misterio a la vida.
ResponderEliminarLa esperanza.
Cuando nos abren los ojos con una pedrada en la frente desearíamos seguir sumidas en la inocencia anestésica de la ignorancia, pero poco a poco se descubre que la luz alimenta el espíritu aunque duela en el corazón. Yo, ahora no sé lo que quiero, bueno, sí, vivir.
ResponderEliminarQué poemas más profundos escribes.
chau
Vive, Pat. Y deja que la vida te venga.
ResponderEliminarEs así, llevas razón: no sabemos nada. Podemos aparentar que sabemos, pero la realidad se encarga de demostrarnos que no sabemos nada de nada. Incluso cuando creemos saber al de un tema, ¡zas!, llega un acontecimiento y nos demuestra nuestra soberbia.
ResponderEliminarComo decía Sócrates: "Sólo sé que no sé nada".
Por otro lado, quien no sabe y tiene tres nociones de algo, parece que lo sabe todo. Pero quien sabe algo más, es consciente de lo muchísimo que le queda por aprender. ¡La vida!
Profunda y sabia vienes hoy, amiga Tecla, y, como siempre, envuelta en lirismo hermoso.
Un besazo.
Muchísimas gracias Isabel. La Vida a veces nos dice cosas que no nos esperábamos.
ResponderEliminarMejor a veces ser ignorante y pensar que lo sabemos todo.
Como en la adolescencia.
Así te puedes lanzar en brazos de la vida. Haaaaaaala.
Jajaja. Pero qué bonita eres Isabel.
Eso sí lo sé.
¿Y tu?
pensar en no saber es a veces cómodo
ResponderEliminarmejor enfrentar lo que no sabemos y enterarnos de todo
hijos somos todos y en el camino nos formamos, somos una constante de tropiezos y caídas
mejor eso a que nos den por descerebrados
con tanto porrazo de seguro algo de experiencia se nos pega
besitos y luz
No creo en el destino, quitaría sentido a mi vida el saber que cada paso que doy ya estaba escrito. Quiero, aunque me equivoque, decidir contra que piedra estrellarme. Para descansar, de vez en cuando, no está mal cubrirse con el manto relajante de la ignorancia.
ResponderEliminarbesos
Pues eso, Elisa, que con tanto porrazo, algo se nos pega pero igual nos pasa cuando las cosas ya no tienen arreglo.
ResponderEliminarAunque el hambre de saber, por supuesto que no nos la quita nadie.
Aún así, a veces nos pasa cada chasco que nos quedamos absolutamente perplejas.
Si pudiéramos elegir la piedra en la que nos vamos a estrellar, creo que saldríamos corriendo despavoridos, De Cenizas.
ResponderEliminarLo que quiero decir es que en ocasiones la elegimos y luego va la piedra y sale corriendo. La piedra era otra y no nos habíamos dado cuenta.
En fin.
Pelillos a la mar.
No saber nada es ignorar el próximo paso. El conocimiento es distinto lo lees y lo estudias. No saber nada de nada, no sé, para mí es más profundo que el conocimiento escrito. Muchas veces crees saber pero tu siguiente circunstancia te enseña que no sabías nada de nada.
ResponderEliminarInteresante esta entrada querida Tecla, Me has hecho recordar a Sócrates: "Yo solo se que no se nada".
Besiños.
Divina ignorancia la que rodea nuestro dormir. No diremos nada. A nadie.
ResponderEliminarBss.
Queremos saber y no sabemos, creemos saber y no sabemos, Pluma y si mil años viviéramos, nunca nos sabríamos la vida.
ResponderEliminarTodo es imprevisto.
Bueno, todo no. A veces estudiamos y nos prevenimos por si acaso. Pero poco más.
Lo seguro es que te quiero y te tengo en alta estima.
Eso sí lo sé.
Silencio, Sarco. Que no se entere nadie. Vivamos nuestra propia ignorancia que lo vivido nadie nos lo puede quitar.
ResponderEliminarNo sabemos nada, Tecla. Tienes toda la razón.
ResponderEliminar"A veces el destino
se encuentra en otra parte"
Esto lo dice todo.
Contundente entrada.
Un abrazo.
Cuando creiamos que estabamos en lo cierto nos cambiaron las preguntas.
ResponderEliminarEs lo que tiene la existencia,que nunca se da por eximida
Me gusta tu entrda de hoy.
Un fuerte abrazo
Tecla, a pesar de que a veces digamos que queremos ser ignorantes, en el fondo, es más desasosegante permanecer en la inopia que estar jugando a ese juego de la gallinita que tan bien refleja nuestro estar en el mundo.
ResponderEliminarEn cuanto a tu anterior entrada, hacía tiempo que no escuchaba esa palabra tan deliciosa: regomello.
Creo que todos tenemos una de esas heridas producidas por palabras que no se dijeron en su momento.
Saldos aviáceos.
Los hijos se nos vuelven ajenos incluso antes de tiempo y lo mejor sería sumirnos en esa completa ignoracia y jugar a la gallina ciega dando tumbos en el espacio y tiempo.
ResponderEliminarMejor no saber, sí.
Aunque aprender nunca ha saciado mi ignorancia...
Besos, cosa guapa.
Querida tecla, el saber es infinito por ello se sabe que no sabemos nada. Reconocer esta ignorancia es la humildad del sabio, como lo demostró el filosofo.
ResponderEliminarPandora, es una caja llena de ilusiones, cuando se destapa, pensamos que era mejor seguir viviendo en la ilusiòn.
Un abrazo fuera del desencanto de Pandora.
Besos querida y compañera amiga de letras
Me encanta esa imagen de la vida como la gallina ciega!! Muy bueno querida Tecla. Un besote
ResponderEliminar"los hijos que nacieron de nuestro propio vientre se nos vuelven ajenos con el tiempo."
ResponderEliminarQue fuerte.
Tengo dos hijos, uno de 19 y una chica de 12.
Aún están en casa, y me encanta tenerlos cerca, pero algún día se irán... y es duro pensar, como tu dices; que con el tiempo se vuelvan ajenos...
Besos.
¡Hola!
ResponderEliminarAmiga mia, es verdad ¡No sabemos nada...!
Deberiamos pensar en lo que dijo aquel, (Solo se, que no se nada)
Saludos de J.M. Ojeda.
PD. Tiempo al tiempo...
"Los hijos se nos vuelven ajenos con el tiempo". Cruda realidad para los padres, pues con toda la dedicación y cuidados, tiempo y disgustos que les ha supuesto tenerlos y llevarlos hacia adelante, luego se encuentran con que se marcharán, harán su propia vida y tal vez algún día les volverán a ser necesarios para cuidar a sus nietos, como está pasando actualmente.
ResponderEliminarEs triste, pero los valoras realmente, pensando en ellos y recordando todos los momentos cruciales en que te han apoyado que puedes recordar, cuando ya no están.
Un beso.
Cuando nos niegan que sepamos aquello que creíamos saber....
ResponderEliminarPor más que aprendamos, el mar de la ignorancia siempre crece. Seamos pececillos navegando de aquí para allá sin mayores ambiciones.
ResponderEliminarBesitos, mi querida Tecla.
Milu, a veces el destino es otro y no nos dimos cuenta.
ResponderEliminarTe doy un besazo de órdago y jarana.
Felipe me doy por satisfecha si te gusta mi entrada de hoy. Desde mi punto de vista, eres una voz autorizada.
ResponderEliminarGracias, Dyhego, estoy muy contenta de que estés aquí, conmigo. Pero si andas mal de tiempo, no te preocupes. Ya me leerás cuando lo tengas.
ResponderEliminarSoy tu amiga.
La vida es un continuo aprendizaje, y cuando aprendemos, tenemos que marcharnos.
ResponderEliminarbesicos.
Eva mía. Tampoco sabemos qué es lo mejor y qué no. Esto es el colmo.
ResponderEliminarQuién inventaría este mundo tan raro.
¿Habrá otros?
-Esta es una pregunta peligrosa. Puede venir el listillo de turno y decirnos que sí, que él lo ha visto y que si queremos saberlo tenemos que hacer lo que nos diga.
-¿Por qué seremos tan crédulos?
-Cualquiera sabe.
-Pregúntaselo a cualquiera.
-Anda, anda.
Eres sumamente tierna, Marian Gardi.
ResponderEliminarMe gusta tu comentario.
Winnie, eres preciosa. Gracias por estar aquí.
ResponderEliminarNo pienses eso Amor Eterno. Que nunca se sabe lo que puede pasar. La vida es impredecible y lo que temes puede ser que nunca llegue. Llegarán otras cosas, imagina que siempre serán buenas, porque en la mayoría de los casos, además lo son.
ResponderEliminarLo malo viene solo si es que viene. Mejor no pensarlo.
Y procurar que no suceda.
Ojeda, el tiempo tiene todo el tiempo del mundo.
ResponderEliminarSomos nosotros los que no tenemos tiempo de darle tiempo al tiempo porque si no, no llegamos.
Clariana, la vida es una sucesión de situaciones.
ResponderEliminarLo importante es vivirla intensamente para tener más vida.
P-Jota, ainnnnsssss
ResponderEliminarGracias Virgi, mi bella poetisa.
ResponderEliminarLa vida es cambiante, Ana, y si mil años viviéramos, nunca la aprenderíamos, porque nunca hay dos situaciones iguales.
ResponderEliminarSomos demasiado pequeños para la Existencia.
No la podemos abarcar.
me dejastes pensando esto amiga Tecla
ResponderEliminarque tremendo es creer que sabemos y darnos cuenta que al fin nos falta un chorro para hacer el mar no?
todo un sentir de la mirada de vida que nos hace falta comprender...
somos unos eternos aprendices!
abrazos!
Solo podemos vivir e ir aprendiendo, no sabemos nada, solo podemos vivir el momento y de acuerdo a como lo hagamos podríamos saber algo de cómo sería nuestro futuro sin tener certeza. Solo queda vivir cada instante amiga querida.
ResponderEliminarGracias por tus visitas, ya te había dicho me alegra la vida verte por mis casita, las estrellas se multiplican.
Un beso desde Colombia
muchas gracias por la huella, abrazo grande llenito de energía pa'este viernes
ResponderEliminarbesitos y luz:)
Me gusta eso de que el destino está en otra parte, no deja de ser un alivio. Por lo demás, creo que saber sirve para encontrar nuevas maneras de equivocarse, y lo que de verdad necesita saberse ya hace mucho tiempo que lo aprendimos, tal vez tanto que lo hayamos olvidado.
ResponderEliminarUn abrazo. Tecla, siempre tan sugerente.
Nos aferramos al destino para justificarnos, pero éste no existe y, por lo tanto, no nos falla. Lo hacemos nosotros.
ResponderEliminarNo sabemos nada, pero ahí está la gracia, en ir viviendo haciendo nuevos descubrimientos.
Un fuerte abrazo
y besos, claro
alejarse de la ignorancia.... sabio y puro
ResponderEliminarSaber que nada sabemos, nos sitúa en el instante del griego, en el punto preciso del aprendizaje. Caen las vendas y nos sentimos desolados y perplejos. Es un camino sin retorno mi Querida Amiga, para bien y mal…pero siempre tendremos la Poesía, como un faro, alumbrando la oscuridad y nuestros pasos.
ResponderEliminarTe abrazo con todo cariño.
Y la urgencia de saber algo a cerca de nosotros mismos...como Sartre.
ResponderEliminarDuro darse cuenta que los hijos se nos vuelven unos desconocidos...eso es duro.
Abrazo mujer.
Meulen, el hecho de darnos cuenta de que no sabemos, cuando estábamos tan seguros de saberlo todo, es estupendo porque nos da una gran dosis de humildad que nos viene muy bien para estar alerta y medir muy bien nuestros pasos. ¿No te parece?
ResponderEliminarUn abrazo amiga.
Endle, mejor saber que no sabemos, y así miraremos bien y con cuidado para no caernos por caernos por el precipicio.
ResponderEliminarTe abrazo a montones, princesa.
Ya te he leído el post de hoy, Elisa.
ResponderEliminarEstoy en las nubes.
Xuan, creo que lo que aprendimos ayer no nos sirve para mañana.
ResponderEliminarEso creo.
Aunque algunas cosas se nos queden en la memoria para siempre.
Pero esa es otra historia.
Y que lo digas Alís. El no saber nos mantiene el interés por los hechos.
ResponderEliminarEl quién nos lo iba a decir.
Quién lo diría.
Joaquín. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarMi sabia Susana, dicen que las cosas que nos hacen más felices son las que no sirven para nada. Para algo servirán ¿No?
ResponderEliminarMe refiero a la Poesía y al Conocimiento.
Pero hay un no ver, un no saber que nos induce a estar alerta siempre, a mantener la esperanza. A darle sentido a la vida.
Mi querida Beatriz. Igual luego cuando llegue el momento de que los hijos se alejen no sea tan malo como nos pensamos.
ResponderEliminarEl cerebro tiene sus mecanismos de defensa.
Mejor no pensarlo.
El destino no se casa con nadie ni hace amigos a lo largo del camino que nos entrega, puede que en la ignorancia se encuentre la vacuna frente a las heridas pero tropezamos en tantas y tantas piedras…en tantas como cicatrices habidas y por llegar.
ResponderEliminarBeso.
Creo que hay cosas que se saben: uno sabe cuándo quiere, qué es lo que quiere y cuánto tiempo lo va a querer o sea, creo en la cuantidad del amor.
ResponderEliminar(también descreo en eso, sepa ud. disculparme)
Mi querida y dulce poeta,el destino siempre nos alcanza,la ignorancia es atrevida, parte de nuestro destino es aleatorio, insondable e inexpugnable lo intuimos lo sabemos,y otro fragmento del mismo depende de nuestro libre albedrío,de los riesgos que asumimos.
ResponderEliminarla inocencia la perdemos con el tiempo y a veces es una verdadera lastima.
Bello amiga y tan profundo como las preguntas sin respuestas.
Un abrazo largo!
Javier Herque, admiro tu pensamiento y tu obra.
ResponderEliminarEl largo camino de la vida, nunca es liso y suave y hay que caminar con los ojos bien abiertos para no errar la dirección sin dejar de disfrutar del bello paisaje que nos acompaña.
Gracias por estar aquí.
Uno sabe lo que quiere Gorda mío, pero en ocasiones escogemos el que pensábamos que era y luego no.
ResponderEliminarMi admirada América. Gracias por estar aquí y dejarme tus consoladoras palabras. Eres un lujo para mi.
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