Te llamabas Mañana, y nunca amanecías
escondida por siempre tras los visillos de tu habitación
mirando como cantaban las estrellas
y una lágrima furtiva
que se mira en el agua.
Mañana
porvenir, ventura iluminada, sueño de luces y de espejos.
Cuando serás Mañana, para cuando promesa, día, canción de
cuna junto al cristal salpicado de lluvia.
Tu nombre: Mañana
tu nombre ¡ay!
Te llamabas Mañana y eras tarde
melocotón dorado de sol
y de naranjo
tarde de siesta en sueños de gloria y de sonrisas. Olor a
trigo, a huerta, a fuente.
Te llamabas Mañana,
y nunca amanecías.
Mientras que yo esperaba un sueño de lunas y de espejos
junto a tu amanecer furtivo
y cauteloso.
Imagen: Oleo sobre tela de Goxwa