Soy una luz que atraviesa la vida en un instante. Una estrella fugaz. La tecla de un piano en silencio que espera unos dedos que No existen para poder cantar. La sombra de la luna en las aceras.
domingo, 13 de noviembre de 2011
Campanarios
Silencio, están tocando
campanas
de agonía
-Quién se murió en la madrugada
-Dicen que un ruiseñor herido
que no fuiste tu, que fueron otros y que la muerte
por esta vez no llamó a tu puerta.
-Las campanas tocan casi que cada instante.
También tocan a gloria cuando nacen los niños.
Y cuando la novia dice sí
aún sin saber
qué ocurrirá cuando atraviese
el umbral
de su casa nueva.
-Las campanas esta mañana están a punto de enloquecer
-Les espera una fiesta, acurrúcate mi amor.
Tengo tanto frío.
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Las campanas eran la banda sonora de la vida.
ResponderEliminarQue a la novia le vaya bien.
Besos.
Que las campanas toquen y nos acompañen, querida Tecla, que nos avisen de los acontecimientos y que nos salven de la muerte tocando a nuestra puerta.
ResponderEliminarUn abrazo bien grandote que te haga entrar en calor y te quite el frío.
Siempre me ha gustado oír repicar las campanas...Un beso
ResponderEliminarYo cuando sea mayor me compraré una campana... para llamar al mundo.
ResponderEliminarSaludos y feliz domingo.
Buenos días Tecla. Te agradezco tan bonitas palabras en el blog de América y en el mío, ha sido un placer colaborar en "Mi Espacio Flamenco" y sí, como te he comentado allí, soy de la provincia de Jaén, ¡buen olfato el tuyo! Frontera mi pueblo con Granada, Córdoba y Jaén, el pueblo más al sur de la proviencia. La ciudad de la Fortaleza de la Mota y Alcalá la Real por nombre.
ResponderEliminarEl lenguaje de las campanas para los que las tenemos cerca, igual nos pueden poner radiantes o tristes como también lo expresas en tu poema. Ha sido una delicia pasar por aquí.
Besicos muchos.
Este poema me ha tocado tecla!!
ResponderEliminarLas campanas siempre tocan y los tambores de fiesta también.
Preciosas imágenes!!
Gracias por tu estimada y fiel presencia querida amiga
redoblan también las campanas por la blogosfera, tecla, al fuego de tu poesía, que es fuego amigo, pero de verdad, el que da calorcito bueno.
ResponderEliminarsaludos blogueros
Los diferentes repiques de campanas han marcado el devenir de nuestros días durante muchos años.
ResponderEliminarSus repiques nos llaman
ResponderEliminara detenernos un segundo y reflexionar...
eso es bueno
y con ello en un pensar avivamos toda la luz del mundo...
te dejo todo mi cariño amiga!
Mi querida Tecla,que repiquen con alegría para llenarnos el alma de felicidad.
ResponderEliminarMillones de besos.
Decían que había una familia tan pobre que sus integrantes parecían campanas pues cuando llegaba a casa el padre su familia sólo gritaba PAN, PAN, PAN!!!.
ResponderEliminarY todos somos campanas sin su campanario; todos abarcamos el sonido plomo de un aviso peculiar.
Bss.
Que invitación más bella y ese verbo "acurrúcate" ¡dice tanto! con las campanas sonando evocamos esos momentos que hoy nos regalas.
ResponderEliminar¡Mágicos como siempre!
Un abrazo amiga
Muy buena la metáfora, Toro.
ResponderEliminarNo sé cómo te las arreglas para la mayoría de las veces llegar siempre el primero.
Eso es Arte. Yo no llego jamás.
Isabel las campanas nos acompañaron a través de los siglos. Significan mucho para nosotros. Gracias por estar aquí. Ya se me ha quitado el frío.
ResponderEliminarA mí también Winnie. Sobre todo durante mi infancia me emocionaban profundamente si tocaban a Gloria el día de Resurrección. Eran como un estallido de alegría.
ResponderEliminarMe entraba por los dedos de los pies y se me subía a la garganta. Qué alegría tan honda y tan sublime.
Nuestra infancia es nuestra patria.
Me gusta tu comentario de hoy, Hiperión. El más bonito que me has hecho. Gracias.
ResponderEliminarNany, ni te imaginas cómo gocé sintiendo tu voz y tu acento. También eran mi voz y mi acento. Lo escudriñaba hasta el más mínimo de los sonidos, lo medía, escuchaba el deje. Qué fantasía y buen predicamento el tuyo explicando los vestidos de gitana como decían en mi pueblo.
ResponderEliminarYo soy de Torres.
Te abrazo con todo mi entusiasmo y mi cariño.
A ver si algún día podemos encontrarnos.
Formas parte de mi, Marian. Por lo cercana, por ser de las mismas tierras y haber vivido los mismos avatares.
ResponderEliminarSeñor del Pozo: ¿De verdad? ¿Y con el mal rasque que tengo?
ResponderEliminarSi ya lo sabía yo.
P-Jota. Durante muchos siglos.
ResponderEliminarSeguro que el repicar de las campanas lo tenemos incrustado en el ADN.
Recuerdos atávicos de los que no nos podemos deshacer.
Meulen. Sobre todo, lo que a mi me pasa con las campanas es que me hacen sentir.
ResponderEliminarIntensamente, con una fuerza y unas ganas que me pongo a punto de gritar o de llorar o de no-sé-qué.
Te quiero Meulen de mis paisajes, de mis aromas y mi tierra húmeda.
Morgana, tu fuerza me llena a mi el alma de felicidad y de alegría.
ResponderEliminarTe quiero mucho y te deseo lo mejor del mundo.
Sarco, la familia numerosa es un repique de campanas por pedir pan y por la alegría que proporcionan tantos niños y tanta vida.
ResponderEliminarYo creo que la felicidad es una promesa de vida.
En lo que a mi respecta, nunca quemaría las cunas por nada del mundo, sino todo lo contrario. Llenaría mi casa de cunas y de bocas que repiquen las campanas pidiendo pan.
Lo cruel sería que pidieran pan y no pudiéramos dárselo.
Creo que de eso todos somos responsables.
Me gusta tu fuerza al escribir.
Estás aquí Endless, tu presencia me llena.
ResponderEliminarGracias.
De pequeña vivía al lado de una hermosa iglesia (aún es la casa de mi madre) y crecí con las campanadas de antes: Angelus, Oración, Ánimas...Además, todos los toques diversos según fiestas u otras cosas.
ResponderEliminarAún hoy me encanta oírlas, aunque no sean manuales. Fíjate que más de una vez subí a la torre y acariciaba la cuerda.
Con esto verás lo que me ha gustado tu post, querida, dulce, encanto, Tecla.
Una brazo grande.
Pues deliciosa la lectura...
ResponderEliminary tan sólo pulsando una "tecla".
Provengo del precioso blog de Virgi.
Saludos.
Por ttu buen escribir.
No sé por qué no ha salido mi comentario.
ResponderEliminarDecía que suenen las campanas, todas, que suenen a alegría, Tecla.
Saludos.
Me quedo embobada leyendo lo que dices de las campanas. Cuanta entraña en ellas, Virgi, las llevamos dentro desde hace muchos siglos, cientos de años.
ResponderEliminarTocaban a gloria a entierro a boda a bautizo y nos sabíamos siempre los sones y estábamos al tanto de lo que pasaba. Qué tiempos tan humanos.
Se me ocurre que hiciéramos poemas en torno a las campanas. No me gustan los concursos. Simplemente hablar de ellas. Ahora que estamos en otoño y todo luce melancólico.
Sir, ya me he pasado por tu blog para saber quién eras y me ha gustado lo que te he leído.
ResponderEliminarMe suena haber participado o haber tenido añadidos a los poetas anónimos. No podría participar. No tengo tiempo, pero sí de leerte a ti.
Gracias por estar aquí.
Qué rabia Dyhego, habérmelo perdido. Cuando tengas un hueco me lo vuelves a decir otra vez si no te importa.
ResponderEliminarMe hace mucha ilusión.
Te decía que el sonido de las campanas me gusta mucho y que ojala repiquen con alegría anunciados festejos y buenas nuevas.
ResponderEliminarSaludos campaneros.
Las campanas laten en el pecho de bronce de los vientos. Subamos al campanario, amor, subamos al reino del arrebato.
ResponderEliminarbesos
Hola Tecla, vengo corriendo, llego tarde ¡Cuanto lo siento!
ResponderEliminarQué tétrico amiga, Mejor pensar que las campanas tocan de alegría. El frío es terrible, peor cuando es frío de muerte brrrr.
Te dejo un fuerte abrazo Tecla querida.
Ese repiqueteo de campanas agridulce, de muerte y renacimiento, lo llevamos siempre dentro.
ResponderEliminarDesde el principio al fin.
Badajo que golpea vida y muerte en cada latido.
Qué repiquen en días de gloria...
Besos, preciosa.
Son inquietantes las campanas, es como el palpitar del pueblo, suenan a muertos y te entristece, piensas en los tuyos y en que un día lo serás tú también; son de fiesta y te contagian alegría, ganas de salir de casa y correr y correr...
ResponderEliminarEn los pueblos había un lenguaje bastante extenso con el tema de las campanas que yo no conozco bien.
Tema muy interesante, gracias.
Un beso.
Vida y muerte, muerte y vida, es el péndulo de la campana lo que hace que suene su música.
ResponderEliminarSiempre me ha asustado el repiqueteo de campanas...
ResponderEliminarQue bueno!
Un beso.
El repiqueteo de campanas está unido desde siempre a nosotros que levantamos los ojos hacía el cielo para saber si hay que reir o llorar. Es nuestra banda sonora que nos acompañó en el nacimiento y lo hará en la partida.
ResponderEliminar(me encanta esa mirada que tienes de la vida. Encuentro siempre en tus entradas tanta entrega y pasión, y esa forma velada de contar historias)
Dos besos con repique de campanas que "saben" a fiesta.
campanas, camapanarios... no puedo evitar recordar El Jorobado de Notre Dame, y sentir, despacito, que las campanas acompañan los momentos importantes de la vida de ese hombre. Me encanto, me encanta como escribis...
ResponderEliminarhacía rato que no pasaba, tu capacidad de escribir mucho y bien bien me sorprende, creo que voy a tener un rato largo para leer todo lo nuevo!
besos hermosa españolita!
Me han seducido tus versos, todo el con garra, enhorabuena
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
de cuando las campanas significaban cosas. alegres, tristes.
ResponderEliminarya no tenemos tiempo de escuchar el repique de las campanas, no es tiempo de campanarios y cigüeñas.
hace frío...
un placer descubrirnos a través del amigo pe-jota, tenemos suerte.
Saludos.
Mi querida poeta.
ResponderEliminarEspectacular la fotografía,un poema visual.
Las campanas doblan por la vida,por cada día y sus circunstancias,se oyen dolorosas y alegres,con presagios y latidos de esperanza.
Precioso dulce amiga.
Un abrazo mu'grande.
Mientras suenen campanas...
ResponderEliminarAlguien está tocando...
Besos
¡Hola!
ResponderEliminarCampanadas, de vida y muerte, campanadas.
Saludos de J.M. Ojeda.
Buen dia de Reflexión.
se escuchó desde aqui
ResponderEliminarel so de les campanes m'agrada perquè em duu a un sentiment familiar, d'acolliment...
ResponderEliminarm'agrada molt com ho expresses en el vers...!
petons..!
Dyhego amigo. Llevo toda la semana observando si se oía alguna campana y no lo he conseguido. Creo que ya no suenan.
ResponderEliminarY si lo hacen están programadas por ordenador. Dicen que es más cómodo.
Deben de ser campanas descampanadas.
¿Qué te parece?
De Cenizas, este comentario sí que me gusta.
ResponderEliminarNunca debemos de perder la capacidad de los sueños, donde todo es posible.
No nos lo podemos permitir.
No tengas miedo Aída. Las campanas las inventaron los hombres que lo celebramos todo.
ResponderEliminarEn mi infancia, cuando amanecía, si había muerto alguien durante la noche, tocaban las campanas de una
manera especial. Así los vecinos al despertar sabían si alguien había desaparecido y se preguntaban unos a otros quién habría podido ser. En mi infancia, a cada acontecimiento importante de nuestras vidas, las campanas lo acompañaban con un son diferente.
Ya no nos acompañan las campanas, ni a la hora de nacer ni cuando tocan a arrebato ni cuando decimos sí delante del altar ni delante del juez. No nos acompañan.
Tampoco sabemos si alguien nos acompaña.
Pero estamos aquí, y nos tenemos.
Eres un lujo para mí, Aída.
No tengas miedo a NADA.
Gracias Eva. Tu eres una Campana de alegría y de vida, de risa y llanto, de cordura y locura, de amor y odio, de rabia y de luz.
ResponderEliminarTu eres una fuerza de la Naturaleza. Amante, dura y resistente. Como las campanas.
Como los campanarios.
Clariana, qué lástima que ese conocimiento lo hayamos perdido y no lo podamos contemplar como lo hacemos con esos magníficos cuadros que con tanto acierto nos enseñas.
ResponderEliminarSeguro que habríamos gozado lo nuestro sintiéndolas de nuevo.
Xuan, creo que en muchos paisajes de los tuyos, aún resuenan las campanas.
ResponderEliminarEstoy impaciente por visitarte de nuevo.
¿Siempre Zayi? ¿Qué te ocurrió?
ResponderEliminarA mi las que más me gustaban eran las campanadas de GLORIA el día de la Resurrección. Me ponía a saltar de alegría como una loca.
Rezumas un deje de alegría que no se puede contener Milu. Entusiasmo y pasión. Las dos a un tiempo. Eres toda vida.
ResponderEliminarMI muy querida Flor. Quiero que te estés mucho tiempo aquí conmigo para leerte y que me leas. Te extraño. Te añoro.
ResponderEliminarCuanto tiempo Stella. Me has dado una gran alegría.
ResponderEliminarGracias por estar aquí.
Senses, que alegría tenerte aquí. Es para mi un gran honor.
ResponderEliminarLas campanas han marcado nuestras vidas durante siglos y siglos. Sus sones los tenemos grabados en el disco duro de nuestra genética, y pasarán muchos siglos antes de que las volvamos a olvidar.
ResponderEliminarYo tampoco me habré olvidado de ti para entonces.
Muy acertado Novia. ¿Dónde te habías metido? Espero que nos reencontremos de nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo de bienvenida.
Lo mismo te deseo J. M.
ResponderEliminarEscúchalas bien, Doldan. Que puede ser que su sonido se pierda en unos días. Y las pocas que suenan, no las tañe ninguna emoción.
ResponderEliminarAl tanto.
Marina de mi vida. Eres un amor. Un caramelo de menta y canela. Dulce y risueña como nadie. Te quiero mucho.
ResponderEliminarLeo el poema entero y descarto una hipotesis para la primera duda. El ruiseñor no ha muerto.
ResponderEliminar-Motivo I: si hubiera muerto no habría podido escribir el resto del poema.
-Motivo II: Si hubiera muerto no lo estaría viendo ahora mismo, aunque está mirando hacia otro lado y no puede verme.
Abrazo largo, primita.