–Anaïs....Anaïs....Despierta...
–Me llamo Silencio y soy tu Ángel.
Vengo del monte de Orola para decirte
la Buenaventura.
No se lo cuentes al campo, ni a las
hojas, ni a la noche cerrada porque has de saber que todo lo malo viene solo.
Yo te contaré lo bueno.
–Caminas envuelta en velo blanco de
novia adornado con una corona de violetas que se derraman solas.
Vestida con tu piel.
Bañada por la luna, y llegas a un campo de naranjos y un lecho de nardos que te ha preparado el poeta.
-No se lo digas al campo.
No se lo digas.
Una lechuza de ojos redondos espía la
noche y no quiero que rompa el hechizo.
-Estoy temblando, madre.
-No tiembles alma mía.
El niño que duerme dentro de tus ojos,
se podría despertar.
–Sigue diciéndome la Buenaventura.
–Otro día Anaïs,
otro día.
Imagen: José Royo, pintor Valenciano