Los
niños antiguos que pisaban la nieve con sus pies de roña y sabañones,
vivieron
llegaron
a viejos
y
murieron
Negro
sobre blanco la nieve y la miseria
sus
manos ateridas se acercan a las puertas de los que comen cada día
y
les piden pan.
Desnudos,
harapientos.
Tiritando.
-Perdona
por Dios.
Aún
seguimos cerrándoles la puerta sin tan siquiera pedirles perdón por el amor de
Nadie.
Hasta
cuando.
-Hasta
siempre, los niños descalzos volverán como carne de cañón y flor de harapo
¿Qué
te pensabas? ¿Creías que esto era para siempre?
-Sí,
eso creía.