Las palabras que nunca nos dijimos
se perdieron en el agua.
Ahora conversan con las piedras
y
los pájaros.
Fotografía:Las palabras que nunca nos dijimos
Autora: S. Melgarexo
Soy una luz que atraviesa la vida en un instante. Una estrella fugaz. La tecla de un piano en silencio que espera unos dedos que No existen para poder cantar. La sombra de la luna en las aceras.
Qué hermoso, tecla.
ResponderEliminarNo se dijeron por falta de valor porque ellas en su necesidad han encontrado la manera de comunicarse.
Besos
Preciosa la foto y bellisimas las palabras Un beso
ResponderEliminarEsas palabras son piedras ya de un río que no le pertenece a nadie.
ResponderEliminarPor eso hay que decir a tiempo, luego ya es tarde.
Bonito el cambio de look del blog, y
el conjunto que nos regalas hoy.
Besos, preciosa.
Mejor decirlas que callarlas... luego si no hay más remedio que se las lleve esa agua cristalina...
ResponderEliminarQué bonito texto...
Un abrazo!!
Al final las palabras se encuentran y conversan.
ResponderEliminar¡¡Suerte!!
Un abrazo fuerte amiga, desde mi Librillo.
No se perdieron, Tecla. En libertad se abrazan.
ResponderEliminarPrecioso!.
(Me gusta mucho la nueva imagen de tu blog)
Hasta hoy no he podido comentarte, cuando lo intentaba me decía que la página no existía.
Dos besos
Por lo menos conversan,no quedaron mudas.
ResponderEliminarLa foto ideal,se podría beber de ese agua.
Besos
Y que lo digas Verónica. Yo las sentí muy felices en ese murmullo del río que no se acaba nunca.
ResponderEliminarGracias Winnie, eres un amor.
ResponderEliminarZarzamora, paseando el otro día, yo senti cantar el agua contra las piedras. Y eran las palabras que se me habían perdido. Formaban una gran orquesta. Acostumbro a cerrar los ojos y pararme a escucharla.
ResponderEliminarEso me reconforta.
En cuanto al blog, estaba segura de que nadie se daría cuenta. Es que quería que las fotos que pongo se lucieran. Para que veas que nunca podemos estar seguras de nada.
Laura V, a veces se encierran en sí mismas y no hay forma de hacerlas salir.
ResponderEliminarGracias Rosario, contenta de encontrarte por aquí.
ResponderEliminarUn beso.
Milu, creí que nadie lo notaría.
ResponderEliminarNo se puede creer en nada.
Ni tan siquiera en nosotros mismos.
Sí, Mar. Hablan entre ellas y duermen cada noche bajo el agua.
ResponderEliminarCómo me gustaría. Dormir como los peces.
Esas palabras no dichas quedarán eternamente en el río que se las llevará lejos...
ResponderEliminarBesos Tecla.
Espero que al menos hablen de vosotros.
ResponderEliminarbesitos.
Se irán al mar, Morgana. Y verán pasar los barcos desde el fondo que es como se comprende mejor la vida.
ResponderEliminarQue hablen de lo que quieran Ana. Se puede hablar de tantas cosas.
ResponderEliminarEs una lástima que se perdieran pudieron hacer milagros.
ResponderEliminarMe gusta mucho el cambio de look y la foto que ilustra magnífica.
Besos Tecla.
Y alimentan a los peces del olvido...
ResponderEliminarbesos
Sí Tecla, todo lo que no decimos, se lo lleva el viento, el agua o lo borra la memoria para que podamos sobrevivir.
ResponderEliminarPreciosas palabras y preciosa imagen.
Besicos muchos.
y si se hacen agua???
ResponderEliminarde seguro lloverían sobre nosotros
ciclos y miradas
besitos y luz
Espero que no sufran por no haber podido realizarse como palabras.
ResponderEliminarBesos.
¡Ah, sí, Tecla: El agua, si limpia, limpia hasta las intenciones. Otro tanto las palabras, mudas antes de ver luz!
ResponderEliminarHabránse encaprichado, parece, con aves de altos vuelos...y qué añadir
de mayor calado?
"Lo que no decimos no muere, nos mata"
ResponderEliminarBonito blog... Yo recién abro el mio!!
Besoss! :)
Gracias Pluma, ellas son unas afortunadas ahora que conversan sin parar con las piedras y los pájaros.
ResponderEliminarEn las noches abiertas igual hasta se pueden codear con las estrellas.
Qué más se puede pedir.
No sé si el blog está mejor o peor, quería darle más protagonismo a las imágenes pero no estoy segura de que no haya sido a costa de quitárselo a las letras.
Ya veré.
Muchas veces las palabras ni siquiera conversan con las piedras, así que ésta valieron...
ResponderEliminarUn beso.
HD
De Cenizas, habrá que mirarle las entrañas al pez que devora las palabras.
ResponderEliminarAunque no estaría nada mal comerse las palabras que habitan en un pez. O guardarlas en un bote de delicateisen como si fueran una delicia.
Claro que las palabras en ocasiones dicen que son dardos envenenados. Imaagínate la situación.
Nani, ojalá que tus palabras no se olviden nunca. Son tan hermosas.
ResponderEliminarSería extraordinario, Elisa. No nos protegeríamos de la lluvia y caminaríamos por paisajes inciertos vestidos de palabras que hablaran y hablaran sin parar.
ResponderEliminarAlucinante.
No sufren, Toro. Qué va, qué va.
ResponderEliminarMis palabras son felices como pájaros al amanecer.
PiliMªPilar, lo que más me gusta de ti, es la inteligencia con la que te mueves al andar.
ResponderEliminarEres poderosa.
Fabiana. Te doy la bienvenida y deseo toda la suerte del mundo.
ResponderEliminarYa verás como sí.
Un abrazo.
Humberto, estoy deseando de leer tu último post. Me fascinan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por eso me gusta tanto escuchar el sonido del agua,precioso Tecla.
ResponderEliminarUn besico
Gracias Buda. Eres un amor.
ResponderEliminar¡Cuántas veces es ese el destino de las palabras omitidas! O como dice el refrán: el infierno está empedrado de buenas intenciones.
ResponderEliminarTus palabras, Tecla, siempre llegan y conversan con todos los que te leemos. Eres un lujo.
Te abrazo muy fuerte.
Piedras y agua que se lleva el río.
ResponderEliminarEl agua se lo lleva todo querida amiga.
Muchos besos
Jaj! bueno y muy bueno.
ResponderEliminarEsta historia tuvo un final feliz, pues para otras personas las palabras que no se dicen, se quedan guardadas dentro del cuerpo y conversan con el cáncer que toma lugar.
Saludos tecla.
Pero esas palabras, Tecla, en el agua, darán de comer a peces y a algas y no habrán muerto del todo.
ResponderEliminarSaludos marinos.
si es que hay que hablar...
ResponderEliminares peor arrepentirse de no haber dicho nada.
un abrazo.
besitos y feliz fin de semana Socorro!!
ResponderEliminarmuchas gracias por tu huella luminosa
Qué bien me honras, Isabel. Da gloria recibirte.
ResponderEliminarEs que verás, a mi me intriga de dónde nos vienen las palabras. Cómo algunas personas tienen esa gracia y esa rapidez de reflejos a la hora de decir. Parece que las palabras estuvieran esperando esa ocasión que saben que ocurriría para estar al quite. Y por qué en ocasiones nos quedamos bloqueadas y parece que las palabras te hayan cerrado la puerta.
Qué bien se charlaría contigo y un vaso de cerveza en la mano.
Gracias Marian, por estar aquí. Tengo ganas de saber de tu libro.
ResponderEliminarPrecioso Tecla. Tal vez, si te acercaras al agua, podrías escuchar lo que no os dijisteis.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡¡¡¡¡Asturiela!!!! Pero qué aparición y qué sorpresa. ¿De dónde sales tu? Creí que estabas perdida por esos mundos y ahora vienes y apareces.
ResponderEliminarEspero que sea para quedarte.
Un abrazo muy grande.
Seguro que sí, Dyhego. Me alegro mucho de que ya estés de vuelta. Feliz año.
ResponderEliminarUn abrazo.
Elisa, jajajajajj, gracias, preciosa.
ResponderEliminarSenses, un día de estos quedaremos tu y yo y hablaremos hasta por los codos. Cuantas cosas nos vamos a decir.
ResponderEliminarYa las he escuchado, José Luís. Párate a escuchar el agua chocar contra las piedras y verás como se siente el ronroneo.
ResponderEliminarTantos sonidos en cada una de las piedras que ni la orquesta más numerosa del mundo.
A veces es mejor no decirlas, mi Tecla querida, que se queden ahí con las piedras.
ResponderEliminarUn besito.
Yo también pienso que disfrutarán más ahí mirando las estrellas y hablándoles a los pájaros.
ResponderEliminarQue bien que estés aquí Zayi.
Te abrazo mucho.
Que mejor que las voces del agua
ResponderEliminarcanten sus amores
y así puedan oirlas siempre
y como dices a la luz de las estrellas...
Estés bien!
Me hiciste recordar cuando me morí adentro de las rocas.
ResponderEliminarBS.
Meulen la divina. Es cierto lo que dices.
ResponderEliminarA las palabras las mueve la brisa.
Morir es dulce, muy dulce y más si estás acompañado de las rocas.
ResponderEliminarAl menos eso creo.
Voz de alarma: ¿en serio? Quiero que me lo cuentes.
La muerte siempre nos viene pisando los talones.
Eres especial, Sarco.
Las palabras que se fueron, dónde se encuentran?
ResponderEliminarSaludos y buen fin de semana.
Creo que las tienes tu, Toni.
ResponderEliminarDicen que a veces la mejor palabra es la que está por decir, pero otras veces esas palabras que no se dijeron acaban siendo la vida que no fue.
ResponderEliminarComo la vida es una perpetua rueda, tal vez esas palabras vuelvan a destino en el momento justo para ser escuchadas por alguien más que las piedras y los pájaros.
ResponderEliminarMe encantó :)
Besotes, tecla.
Algunas vuelan y se convierten en humo, en luz, en mariposas o nubes.Mi tiernadulce Tecla, BESOS.
ResponderEliminarMejor que acaben siendo la vida que no fue, Xavier.
ResponderEliminarCómo te agradezco que estés aquí.
Te estaba echando de menos.
A mi me gustan las piedras, Liliana, y también los pájaros. Con tantos años, las piedras deben estar llenas de Sabiduría.
ResponderEliminarTe abrazo.
Yo sé que tu me entiendes Virgi amiga.
ResponderEliminarYo sé que tu me entiendes.
Las que no se dijeron están representadas en tus palabras y en esta hermosa imagen, seguro nos dirás a donde fueron...
ResponderEliminarUn beso amiga mía
Ya nos lo contaremos algún día Endles.
ResponderEliminarBesos de luna y miel.
Aquí lo mejor es el momento anterior a la escritura, debió de ser excitante primero y luego algo desolador sentirlo.
ResponderEliminarBesos de azúcar (se sienten y no se ven, como las palabras no dichas)