domingo, 26 de junio de 2011

La risa de los niños




-Los niños han nacido para jugar
¿Será que sólo nacieron para eso?
-Los niños han nacido para reír
-¿Quién se llevó las risas de los niños de plata?
-Yo lo buscaré y lo llevaré ante la justicia y lo condenaré por haber robado la risa de mi niño. Y la risa de la niña que fui.
-No me digas eso: Yo soy la niña de tus risas y tus juegos y vivo en ti desde el principio y siempre.
-Entonces: ¿Dónde estoy?
-Estás dentro de ti y no me encuentras. Búscame.
-Te busqué ayer mismo, y no te hallé.

-Los niños han nacido para jugar y reír. Nunca para llorar.
-Nacen llorando
-¿Será que tal vez nos tienen miedo?.
-Si los niños se fueran cuando acaba la infancia,  en el mundo sólo habría niños que juegan y que ríen. Todo sería puro y limpio. Todo sería feliz

-Eso es imposible. Quiénes serían sus padres.
-Podrían nacer de la lluvia o de los pámpanos, de las higueras o las espigas de trigo. Vivir alegres hasta que acabe la cosecha y volver en primavera junto con los rosales y los lirios

Quiero volver a ser niña otra vez.

Imagen: Niños en el tobogán.
Óleo sobre tela de S. Melgarexo.

martes, 21 de junio de 2011

La del negativo número catorce



miro tus fotografías
estás viva y eres
ternura viva
sonrisa
con los brazos abiertos para entregar y darte
a quien te mire
Vientre tibio
senos de luna y jazmín en una noche oscura y sin  palabras.

La del negativo número catorce
ya no eres
el dolor te lacera el alma y la mirada
y tu te has ido.
 Oigo en ella el recuerdo de la palabra
hiriente y
duele
porque ya la ternura
se te ha tornado en  piedra.

En cambio, tu piel,
me sigue oliendo a nardo, a pluma, a verso.


Imagen: Sol Halabi

domingo, 5 de junio de 2011

Volvimos a pie

No hay que tener miedo a la vida y gozarla como llegue.

Las cosas malas vienen solas

sin necesidad de que se las evite

ni se las llame.


Llegó la cosa mala

Quieta, delante de mí, fija, mirándome de frente.

Me buscaba. Luché contra ella y

no podía.

-Vayamos al hospital.

-No puedo caminar

-Lo haremos.

Y caminamos juntos en una madrugada de aire fresco

y jazmín

hasta que la vimos perderse entre las sombras.

La cosa mala.

Se fue sencillamente

igual que

vino

No me dejaron en salas de cuidados intensivos


Volvimos a pié

sin taxis ni ambulancias

Cinco kilómetros de calle sólo para nosotros, felices, cogidos de la mano

mientras llovían las estrellas,

los coches

nos miraban pasar, medio dormidos ellos cerca de las ventanas

y los escaparates.

La ciudad era nuestra

El mundo entero era nuestro

Estamos vivos, y volvemos del hospital a pie.


Esta entrada es una réplica a la entrada que hoy ha publicado Toro.
Va por ti, amigo


miércoles, 1 de junio de 2011

Ausencia





Visité muchas casas en el pueblo pero en ninguna de ellas
encontré a nadie.

(Comentario de una persona enferma de altzeimer)




Visité muchas casas en el pueblo


y en ninguna de ellas encontré a nadie.
Ahora que los años se convierten en días
y de las lunas no me acuerdo
ahora
que tanto necesito
todos, todos se fueron de mi mente
y de mí.

Estuve en la plaza aquella donde siempre


los hombres me admiraban.


Pero allí no había nadie y me puse a llorar
mientras los otros se reían


sin que yo supiera por qué.


Todos eran extraños
en el sitio aquel donde siempre había ido para sentir la música
Venían muchos que me saludaban


estaba en otro sitio que no era
por eso no vi a nadie.

Y busco
y busco sin encontrar.





Imagen: Evdokim Perevalski.


Oleo sobre tela