Yo venero a las piedras que me habitan
entre olivares milenarios
Venero a las piedras que trasnocharon siglos
y mañanas.
Que levantaron muros y castillos
Me pregunto
sobre cual de ellas sirvió a la catapulta
para ganar fronteras.
Si alguna alguna vez mató a un soldado
y luego se hizo templo
mansión
o calle transitada
pisoteada por unos y por otros
o adorada en el Arte de las Catedrales.
Cuanto tiempo lleva sin moverse del lugar donde la miro
o va rodando caminos miserables
para luego caer en el olvido
me pregunto.
Yo venero a las piedras
que se acurrucan en los cauces para sentirse cubiertas por el río
y estar siempre mojadas.
El siempre de las piedras
no es igual que mi siempre.
El siempre de la piedra es para siempre,
mi siempre
no es Nada
en el infinito espacio de los siglos.
Imagen: S. Melgarexo
Pones en hermosas palabras pensamientos que acuden a nuestra mente. ¿Cuántas veces me he planteado algo parecido? Esas piedras milenarias, que están y estarán, mientras pasamos a su lado creyendo que somos más de lo que somos.
ResponderEliminarBesos, Tecla, me gustó mucho.
Amo profundamente la magia de las piedras, Virgi. Tanto tiempo como llevan en el mundo me fascina y no puedo dejar de contemplarlas.
ResponderEliminarSeguro que ellas saben, Virgi. Tu y yo también lo sabemos.
la verdad, es que he leído muy poca poesía en mi vida, pero estáis consiguiendo que me guste porque la vuestra la entiendo, y cuando no, la siento, ¡y me gusta!
ResponderEliminarhaces que las piedras tengan alma, y voz, y cosas que decir.
un abrazo :)
chau
es que las piedras son testigo de todos y cada uno de nuestros pasos humanos
ResponderEliminarpreciosa oda Tecla, el siempre de ellas nunca es ni será como el de nosotros, ellas sí lo saben
aplausos !!
besitos y luz
Esas piedras como vestigios de lo labrado, de murallas y fronteras, de barreras impuestas y al mismo tiempo insignificantes, y nada.
ResponderEliminarPequeñas y humildes, de un camino que se va haciendo, lento y paulatinamente hacia el interior de uno mismo.
También me gustan las piedras de los ríos, la piedra pequeña como tú, que diría el poeta.
Besos, preciosa.
Si, cuanto tiempo sin moverse ,nosotros no lo notamos ..pero el tiempo también cuenta para ellas..
ResponderEliminarEl siempre de la piedra es para siempre !!!..mi siempre no es nada..solo sentimientos en el espacio...!!!
Un poema muy bello, me ha gustado como describes el paso del tiempo..
Un abrazo
un lugar lleno de paz
ResponderEliminarAsí es mi vida,
ResponderEliminarpiedra,
como tú; como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centellas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra de una Lonja,
ni piedra de una Audiencia,
ni piedra de un Palacio,
ni piedra de una Iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que, tal vez, estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera ...
(León Felipe)
¡Qué bien escribes, Tecla! Un Lujo leerte.
besos
Y mí que me suena esa foto...precioso poema, preciosa foto como un retrato de nuestra tierra.
ResponderEliminar"mi siempre
ResponderEliminarno es Nada
en el infinito espacio de los siglos."
Bello, especialmente bello ese cierre que encierra tanta sabiduría.
Besos querida Tecla.
Las piedras son tan frágiles y tan duras que causan admiración.
ResponderEliminarSaludos.
El que esté libre de pecado que lance el primer poema.
ResponderEliminarHoy he aprendido algo nuevo. Gracias.
Bss.
Es alucinante.
ResponderEliminarEl otro día escribí un poema, corto y no tan bueno como el tuyo, sobre piedras y humanos.
El sentido es el mismo.
Besos.
Hso poema para algo tan importante....Me encantó Tecla Un beso
ResponderEliminar¿Sabes Tecla?Hay un sitio donde paso mis vacaciones que está lleno de piedras enormes y le llamo mi sitio de meditar.Ni te imaginas la paz que me aportan esas enormes piedras.
ResponderEliminarEl poema ,maravilloso.
Besos de luz.
Las piedras encierran grandes secretos, eso ya las hace mágicas...
ResponderEliminarUn beso.
HD
si las piedras hablasen...
ResponderEliminaruna piedra, no, pero todos somos un granito de arena en el camino.
un abrazo.
Me encanta, Tecla. Las piedras, las rocas... son la magia de la naturaleza, arte, sinfonía, sostén...
ResponderEliminarSaludos,
Luis.
Querida amiga, muy bonitos versos, me gustaron mucho.
ResponderEliminarLas piedras son símbolo de las personas. Los masones dicen que tenemos que trabajar y pulir nuestra rustica piedra hasta convertirla en un brillante.
Un abrazo rodeado de besos querida amiga
Hay magia en las piedras, llevan el secreto de los siglos y las voces de los vientos... Y aunque no comulguen con nuestros tiempos, también ellas terminarán siendo polvo mezclándose con el nuestro.
ResponderEliminarUn poema bellísimo, sentido y mineral, un poema que eleva a la naturaleza su gran homenaje.
Besotes, Tecla.
mi siempre no es nada. Perfecto, mi más sincera felicitación.
ResponderEliminarUn placer leerte y saludarte
Es precioso todo eso de lo que hablas. A mí me encanta pasar la mano por los edificios de piedra de mi ciudad: El convento de las Domínicas, La Fortaleza de la Mota, etc. y para colmo, me traes esos olivares tan tuyos y míos, aunque en mi caso no poseo ninguno. Ha sido un placer leer esta entrada y muchas gracias por tus palabras.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Lo dices de una forma, que sin haber visto esas piedras, sin haberlas habitado, una siente una reverente adoración al paso de los tiempos, su historia, sus circunstancias...
ResponderEliminarY siendo mayor que las piedras, esa esencia que te pertenece pienso, si acaso esas piedras no olvidarán tus huellas y un día, no sé cuándo, ellas hagan un poema igual de bello para ti.
Tu profundidad no tiene límites, tu cercanía es inmensa, es un lugar amplio y bello donde caer agradecida.
Abrazo inmenso, tu poesía es grandiosa.
Anouna
"Si alguna alguna vez mató a un soldado
ResponderEliminary luego se hizo templo"
se debe sentir
un poco avergonzada
o quizás condenada
Saludos.
Las piedras saben mucho, muchísimo. Si hablaran, nos dejarían maravillados.
ResponderEliminarPero las piedras también esconden oscuras pesadillas.
Aparentemente inertes, pueden llegar a herir con su quietud falsa.
No me hagas mucho caso, querida Tecla, es que tengo una relación muy extraña con las piedras, de amor-odio. De amor, cuando voy de viaje y las contemplo. De odio, por haber vivido durante muchos años en una ciudad de piedra.
Tu poema es luminoso, como todos los tuyos. Cuando te has referido a los olivares, me vino aquel verso de Federico que se iniciaba con "Por el olivar...". Pero en tu poema no hay gitanos, ni muerte, ni hambre.
Tu poema canta a la piedra milenaria que atesora siglos en las ciudades o a la piedra libre que se funde con la naturaleza.
Un abrazo bien grandote.
Mi querida poeta el siempre de ellas no es el de nosotros,desvelamos los misterios de la vida,la existencia casi infinita que transita generación tras generación...Tu vas detrás de los detalles de la historia, aquella que nos puede pasar inadvertida.
ResponderEliminarBesos guapa.
Brillante poema con un final impecable, para memorizarlo. Te aplaudo genial poema. Un abrazo
ResponderEliminarPiedras donde el tiempo pule su filo.
ResponderEliminarTe leo y se me hacen cortos tus poemas.
Un abrazo.
Pasé sólo a verte :)
ResponderEliminarbesitos
Infinito espacio de siglos, donde la tierra sigue dando alimento.
ResponderEliminarSaludos y feliz fin de semana.
La memoria de las piedras, ya nos interrogamos sobre el hecho de que estas pudieran hablar.
ResponderEliminarMe sentí piedra amiga
ResponderEliminary de verdad lo digo...
piedra taladrada y sumergida
piedra volcánica también ...que aprendí a develar desde los temores
desde el avivo superior para sobrevivir...
y en su polvo esencial a los siglos de los siglos
seguir viviendo!!
me ha encantado tu palabra vívida!
mi abrazo!
¡Hola!
ResponderEliminarImportante las piedras, son tan naturales, que quizás por eso mismo nos causen esa relativa sorpresa, al fin y al cabo, son historia, nos cuentan cosas, nos hacen pensar, nos acompañan.
Saludos de J.M. Ojeda.
Buena semana.
Me pregunto a qué llamarán piedras las piedras, para maravillarse ante la perdurabilidad de lo inanimado.
ResponderEliminarYa vuelvo, Tecla. Un besito.
¿Y cuántos cantos de cigarras habrán memorizado esas piedras?
ResponderEliminarEstoy feliz de leerte nuevamente. Ya mi año escolar acaba. Los alumnos se han ido de vacaciones y sólo resta algo de trabajo administrativo. Estoy comenzando a tener tiempo para mí.